El sur de África se enfrenta a un incremento de casos de COVID-19 por tercera semana consecutiva cuando la región está a punto de entrar en el invierno, lo que ha supuesto un freno al descenso de dos meses del total de infecciones registradas en el continente.
Tan solo en la primera semana de mayo, la subregión registró 46.271 de casos, un 32% más que la semana anterior.
El aumento se debe en gran medida a un pico en Sudáfrica, donde los casos registrados semanalmente se han cuadruplicado en las últimas tres semanas. Aun así, las muertes no han aumentado tan rápidamente. Sudáfrica registró 376 decesos en las últimas tres semanas, el doble que en las tres semanas anteriores.
La principal causa de la ola actual es la variante ómicron y la relajación de las medidas sanitarias y sociales. Desde principios de abril, solo en Sudáfrica se registraron 1369 casos de la subvariante ómicron BA.2, 703 casos de la subvariante BA.4 y 222 casos de la BA.5; siendo las subvariantes BA.4 y BA.5 las más preocupantes ya que contienen el mayor número de mutaciones y aún se desconoce cómo afectan a la inmunidad.
Las últimas cuatro oleadas de COVID-19 en África, que se produjeron a mediados y finales de año, se debieron principalmente a las nuevas variantes de COVID-19, el invierno y los elevados movimientos de población durante estos periodos vacacionales.
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